© Fernando Sarabia

El pecho reventado por la vida que dejó escapar, sus ojos agotados por los años que tuvo de andar, pensó correr caminos que la gente le dictó tan mal, con el macuto a cuestas y vacío todo lo demás.

Y creyó encontrar, en ello su ideal.

Amigos que pensaba que nunca le iban a olvidar, nostalgias que vencía paso a paso en su caminar, sus sueños se debilitaban con el frío de la noche, la tarifa de su hogar siempre tenía que pagar.

Y creyó encontrar, en ello su ideal.

Por eso preguntaba a los caminos, por eso le decía a todo el mundo que ya sé que tan solo soy un ser humano.

Conforme pasaban los años más difícil era andar, trabajos que se le escapaban y tenía que buscar, a veces tuvo que admitir que lo perdido deseó, cuándo iba a imaginar que ese mendigo era él.

Y creyó encontrar, en ello su ideal.

Fumando un cigarrillo en uno de esos bares del lugar, echando la mirada atrás, se deba cuenta de su edad, al fin y al cabo esa copa ya se la podía pagar, senderos tan estrechos que a golpes tuvo que ensanchar.

Y creyó encontrar, en ello su ideal.

Por eso preguntaba a todo el mundo...


Ser humano