© Fernando Sarabia

Mis manos cansadas

conducen sin prisa,

mis ojos no están

solo en lo que ven.

Las calles me miran,

los hombres que pasan

a dónde irán, destinos ya son.

Asfalto mojado, tabaco fumado,

mi alma detrás se entrega al cantar.


Que se van, que se van,

que se van los días y las noches.

Dónde están, dónde están,

dónde están para poder pintarlas.


Trabajo en mi puesto

las horas fijadas, contrato a cumplir

fichando al salir.

Migajas me llevo

de la hipocresía que he de aguantar,

sacudo después.

Las prendas de adendro

no puedo limpiarlas

va en ello mi piel, el juego ahí está.


Que se van, que se van ......


Que se van