© Fernando Sarabia

No, no digas nada

deja que el viento se la lleve

igual que vino, sin decir nada.


Es una ilusión que no se bien

cómo educar y que la vida

no me enseñaba.

Y que la vida no me enseñaba.


Trato de escribir, de dibujar

con mi canción el fiel reflejo

de su mirada. El fiel reflejo de su

mirada.


No, no digas nada

deja que en mi vida yo la guarde.

No, no digas nada

deja que mis ojos la recuerden


Es el misterio de un momento

que siendo joven es tan viejo.


Dulce amanecer

que no sé bien cómo entender,

si desafió o solo olvido.


No quiero olvidar

ni silenciar estas palabras

que me acarician con su recuerdo.

Que me acarician con su recuerdo.


Sueños de papel

que de muy niño supe hacer

que en mi camino, siempre se escapan.

Que en mi camino, siempre se escapan.


No, no digas nada

deja que en mi vida yo la guarde.

No, no digas nada

deja que mis ojos la recuerden.


Es el misterio de un momento

que siendo joven es tan viejo.

No digas nada